Dejaron la ciudad y ahora viven en el campo vendiendo productos orgánicos
Cuando la Ciudad ya no les daba felicidad, Stella Maris y Guillermo decidieron hacer lo que todos sueñan, pero hacerlo de verdad: comprar un pedazo de tierra e irse a vivir al campo. Tardaron siete años en hacerse su casa y un buen día hubo que tomar la decisión: decirle chau al cemento y darle la bienvenida al canto de las aves. Este matrimonio que hace treinta y dos años que están casados, hizo un cambio de vida. Hoy, viven de la venta de productos orgánicos y ultiman detalles para ofrecer una casa para pasar días de campo en Las Flores.
“Yamay”, una propuesta de permacultura y turismo responsable
Ingresar a Yamay obliga a separarse de gran parte de los avances tecnológicos, dejar de lado la electricidad, la luz, la televisión y hasta la radio, sin embargo, se ofrece algo que hemos olvidado por habernos entregado a todo aquello: a sentir nuestros latidos, a dejarnos llevar por el silencio y a reconocer el lenguaje de la naturaleza. “Proponemos tranquilidad y esperar el amanecer lunar”, nos cuenta Juan Manuel Damperat, quien nos recibe en este refugio de permacultura y turismo responsable en Pardo.
Un ramillete rural
A 180 kilómetros del Obelisco, un circuito de turismo campestre reúne los encantos florenses con los de parajes cercanos como Pardo, frecuentado por Borges y Bioy. Cómo dejar atrás la señal de celular para conectarse con la tierra, las tradiciones y el gusto que ofrecen unos días bajo el signo de lo natural.
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